Dia señalado en el calendario. Por fin podemos comenzar los recechos del corzo, aunque el buen recechista ya lleva semanas buscando los primeros ejemplares, sondeando el terreno, querencias y costumbres.

Por compañero inseparable nuestro prismático, pasaremos horas observando y siendo parte de la naturaleza. Madrugadas para llegar de noche al monte, largos paseos y por fin vemos los primeros ejemplares de corzo.

Y es que abril nos ayuda con el estado de los cultivos, el duende aparece allí, aunque no hay que confiarse, siempre está alerta.

Si el macho es viejo, lo es por algo, no se ha dejado acercar en mucho tiempo y el resto está servido.

Para lograr nuestro objetivo deberemos reunir no sólo un gran disparo, sino mucha dosis de estrategia, esfuerzo y un buen plan.

Las largas caminatas con todo el equipo nos recordarán las jornadas perdiceras más extenuantes, y es que por poco que pese la mochila no nos debe de faltar agua, nuestro prismático, el precinto y al menos 3-4 balas.

Si la jornada matutina acaba sin éxito tocará descansar, puesto que terminada la siesta deberemos retomar la aventura en busca de una buena espera cercana a los lugares donde hemos visto al duende por las mañanas.

Muchas veces no tendremos éxito, de ahí la magia de esta modalidad, deberemos permanecer en absoluto silencio, valorar como corre en todo momento el aire, y es que este adversario lo es mayúsculo, nos olerá, escuchará y verá al mínimo despiste. 

Suerte en la caza compañeros, esta modalidad no deja indiferente a nadie cuando ya la conoce de verdad, y es que "recechar" es mucho más que realizar un disparo a un animal inmovil. Recechar es el 1 contra 1, el arte de la caza en el más puro estilo.